martes, 27 de julio de 2010

- Alive. Me enamoré en New York.




Era hora de despertar, era hora de vivir.


De repente ahí estaba yo, acostado entre afiches del Subterranean Homesick blues, The smiths, ...bueno todos esos íconos que ya todos conocen con peinados poco restirados; me encontraba hablando sobre la preferencia de la "gente" al paso de los años sobre los refrescos de cola.
7 de cada 10 personas prefieren la Coca a la Pepsi, a los demás mortales les vale madres como a mí.

Mientras discutía con mi acompañante de cama sobre eso, me escuché tan vacío y pensé cómo, cuándo, y porqué, una bebida gaseosa había llegado a monopolizar una conversación en la que yo había estado involucrado por un poco más de una hora. En ese momento algo cambió, salí corriendo, dejé la habitación como si un pinche incendio hubiera comenzado en ese preciso lugar, y salí del edificio.

Yo, estaba afuera, no me sentía como siempre, ahí en la calle, en la banqueta, afuera de ese edificio, bajo la lluvia estaba mi esencia, no busqué explicaciones filosóficas simplemente estaba Yo.

Entonces sintiendome tan vivo, caminé bajo la lluvia, sin lamentar lo mojados que terminarían mis jeans, cosa que siempre me había molestado..., caminé sin fijarme ningún tipo de meta, no me sentía cansado, solo quise caminar.

En mi viaje, veía parejas, niños, jóvenes, ancianos, esconderse de las grandes gotas de lluvia, como si el dedo de Dios estuviera señalando a esas personitas para dictarles algún tipo de juicio, y entre todos ellos, yo era el único dispuesto a sobrellevar mi condena. No tenía noción del tiempo, pero pude calcular gracias a la aparición del cielo estrellado que ya eran alrededor de las 8 de la noche.

Despues a lo lejos alcancé a ver, una valiente, si “una”, vi su silueta, era tan perfecta… y estaba tan mojada como yo. Me acerqué y en fracciones de segundo ahí estaba yo, su narrador, junto a ella.


Me paré, no muy cerca para no asustarla y llevándome las manos a la cintura, le dije con un tono estúpido : ¡Qué fuerte está el agua! Hace mucho que no llovía así en la ciudad, ¿Verdad , je?


Ella ignorándome dulcemente se agachó buscando algo, no me moví de ahí esperando una respuesta, era tan bella…pasaron como 5 minutos. Y me habló: Si, si, la lluvia está bastante fuerte, te contesté desde hace rato, ¿No me escuchaste?. Yo, apenado le pregunté como se llamaba , me contestó y..................para que le sigo si



Desde ahí el amor tuvo un nuevo nombre.Increíble.

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